Ante un nuevo mundo que ha evolucionado 10 años en términos de digitalización, es lógico que muchas empresas se hayan visto sorprendidas y aún estén trabajando en su flexibilidad y adaptación a las nuevas reglas globales.

Casos como el de Twitter, y tantos otros que se han incrementado con la pandemia y el uso exponencial de Internet, son claros ejemplos de la vulnerabilidad a la que las empresas están expuestas en relación a sus sistemas.